Fecha/s

Miércoles 16 de julio

Lugar

Factoría Cultural, Plaza de la Estación nº 3, Tres Cantos

Ponente

Nicolás Cardiel López

• Catedrático de Astrofísica desde enero de 2021, imparte clases e investiga en el Departamento de Física de la Tierra y Astrofísica de la Universidad Complutense de Madrid.
• Realizó una estancia postdoctoral en la Universidad de Santa Cruz (California, EE.UU.).
• Fue observador y miembro del Grupo de Astronomía del Observatorio Hispano Alemán de Calar Alto (Almería).
• En su actividad científica participa en estudios sobre los procesos de formación de estrellas en galaxias. También desarrolla software para el tratamiento de imágenes astronómicas que se obtienen con los mayores telescopios del mundo.
• En la actualidad es el coordinador del Máster en Astrofísica de la Universidad Complutense de Madrid.
• Es autor o coautor de varios programas de divulgación científica escritos para planetarios.

Breve descripción de la Ponencia

En nuestra vida cotidiana, dominada por pantallas, notificaciones y luces artificiales, hemos dejado de mirar al cielo. Durante milenios, el firmamento fue una presencia constante y poderosa en la vida de las personas. Las estrellas guiaban los viajes, marcaban las estaciones y despertaban preguntas fundamentales sobre nuestro lugar en el universo. Observar el cielo era una experiencia compartida, una fuente de asombro y de conocimiento. Hoy, sin embargo, la mayoría de nosotros vive bajo cielos velados por la contaminación lumínica, y rara vez levantamos la vista. El cielo nocturno, que antes era un espectáculo accesible para todos, se ha vuelto invisible para millones de personas.

Esta desconexión tiene consecuencias más profundas de lo que parece. Al dejar de mirar el universo, también dejamos de preguntarnos por él. Y cuando no lo vemos, cuando no lo sentimos cercano, el cosmos empieza a parecernos algo lejano, abstracto, casi inalcanzable. Nos olvidamos de que somos parte de él, hechos de los mismos átomos que brillan en las estrellas. Paradójicamente, vivimos en una época en la que nunca habíamos tenido tantos medios para observar y comprender el universo: telescopios que ven más allá de lo visible, ecuaciones que describen lo invisible, modelos que predicen lo que aún no hemos visto. Pero para que todo ese conocimiento cobre sentido, primero debemos recuperar la curiosidad, la mirada, el deseo de entender. Volver a mirar al cielo no es solo un acto de contemplación: es el primer paso para reconectar con una de las preguntas más antiguas y más humanas que existen.

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