Arroyo de Tejada

Recorrer desde Tres Cantos,
Camino de Colmenar,
El arroyo de Tejada
Es un hermoso relato,
Cuya trama en un cantar
Van susurrando sus aguas
En sus saltos y remansos.

Parte en las inmediaciones
De los límites de El Pardo
El sendero, arroyo arriba,
Cruzándolo por los bloques
De granito, al lecho anclados,
Para cambiarnos de orilla
En sus diferentes tramos.

Desde el Cerro de San Pedro
Hasta el embalse de El Pardo,
Donde se une al Manzanares,
Lugar de abrazo y encuentro,
Es su cauce tributario,
Salvando mil avatares,
De la amplia cuenca del Tajo.

Lo realzan los almendros,
Pinos, encinas y álamos,
Rosales silvestres, jaras,
Enebros, majuelos, fresnos,
Hierbas y flores y prados,
Cantuesos, sauces y zarzas,
Como elementos de un cuadro.

Se ve la sierra a lo lejos,
Para la vista, un regalo,
Con sus cumbres recortadas
En el brillo azul del cielo,
Tocadas de blanco manto:
Maliciosa, Cuerda Larga,
Sierra de Hoyo y sus altos,

La Pedriza y Colmenar,
El primer pueblo serrano,
Con su majestuosa iglesia
De hermosa traza ojival
Y su esbelto campanario,
Del paisaje referencia
De belleza, extraordinario.

Discurre su manso curso
Entre huelgas y ribazos,
Que el arroyo con el tiempo
Realizó excavando a pulso,
Sorteando sus meandros
Los más abruptos terrenos
Para seguir avanzando.

Junto a una extensa pradera,
Una fuente, cuyo caño
Mana hacia un abrevadero,
Nos ofrece su agua fresca.
Cerca, una casa de campo;
Cruce de caminos, luego:
El Camino de Santiago

Y el llamado de las Huelgas.
Lo mejor es alternarlos:
El de las Huelgas de ida,
El de Santiago, de vuelta.
Vallas, casas y ganado,
Encerrado en grandes fincas,
Acompañan nuestros pasos.

Gurugú, Valdeloshielos,
Cabezuela, Los Barrancos,
Las Caceras, Los Cerquillos
Majuelo, Madroñalejo
Y también Viñas del Prado
Son de lugares topónimos
Que huellan nuestros zapatos.

En la ermita de Santa Ana Paramos a refrescarnos
En la fuente, un buen lugar,
Para tomarnos las viandas
Y un merecido descanso.
Después, desde Colmenar,
Regresamos a Tres Cantos.