“La misión de nuestros alumnos es cambiar el mundo”.
Inmaculada de Cózar ha sido profesora del CEIP Carmen Hernández Guarch durante más de diez años. Cuando se jubiló, acababa de conocer la noticia de que había sido nominada como mejor docente en la categoría de Primaria del curso 2020, en los premios que la plataforma Educa convoca anualmente, con el fin de reconocer públicamente la labor los maestros. La entrevistamos entonces, pero su valor y sus valores, siguen perfectamente vigentes y son un ejemplo para todos los tricantinos, no sólo para la comunidad educativa.
39 años en las aulas, los últimos cuatro dedicados a coordinar también el proyecto ‘Aula Descubridores’, para alumnos de altas capacidades, como parte de la atención a la diversidad del alumnado del centro, dan para hablar, y mucho, de la educación, a través de los ojos de una profesora involucrada que se lleva el cariño y el respeto de compañeros, padres y alumnos.
¿Tuviste siempre clara tu vocación de maestra?
Yo quería ser bióloga y descubrir el genoma humano, ¡nada menos! Mi madre me decía que había venido al mundo a hacer algo grande y esas eran mis expectativas. Luego la vida te lleva por otros caminos. En mi pueblo había una escuela de magisterio y comencé a estudiar allí. A los 20 años ya estaba trabajando como profesora en un colegio de un barrio deprimido y fue cuando realmente me di cuenta de que podía hacer algo grande ayudando a esos niños.
¿Es toda una responsabilidad ser un referente para los alumnos cuando tenéis tanto peso en su vida diaria?
Transmitir conocimientos se puede hacer con los libros, pero yo prefiero ser ejemplo de los valores de la vida, del respeto, el amor, la solidaridad, de la amistad…
¿Es cierta la afirmación de que en casa se educa y en el cole se enseña?
Yo a mis alumnos siempre les pregunto ¿A qué venís al cole? Y ellos me responden que a aprender. Y yo siempre les digo que se aprende todos los días, a todas horas, desde que se nace y que al cole se viene a pensar.
Creo que, si un alumno no viene abonado de casa, por mucho que uno se empeñe en regar, no da fruto.
Con tu experiencia en proyectos de alumnos en altas capacidades ¿Tenéis los profesores las herramientas necesarias para llevar adelante un aula inclusiva?
En una clase en la que tenemos inteligencias múltiples, los profesores tenemos que dar la oportunidad a cada niño de que pueda aprender igual que lo hacen los demás. No me gusta poner límites ni a los que tienen altas capacidades, ni a los de alto rendimiento, ni a los que no llegan. A todos. Me gusta motivarles abrirles nuevos caminos, ponerles retos y que nunca pierdan la curiosidad.
¿Qué opinas de las nuevas metodologías pedagógicas? Sin exámenes, ni deberes…
No creo ni que la metodología tradicional ni que estas nuevas sean ni buenas ni malas. Lo ideal sería una combinación de todas las didácticas: las de siempre, con proyectos e incorporando las nuevas tecnologías. Todas pueden convivir y tanto la robótica como un libro pueden enseñar a desarrollar la inteligencia de un alumno, cada una a su manera.
Durante el confinamiento nos hemos dado cuenta de que han sido las nuevas tecnologías las que nos han permitido que los niños continuasen con sus clases
Todos hemos tenido que aprender sin una formación previa a dar nuestras clases de una forma completamente diferente. Me gustaría, que ahora que ya sabemos que se puede hacer, hacerlo mejor, estar más preparados.
¿Qué es lo que te preocupa como maestra?
Que todos los niños tengan las mismas oportunidades y que con todas las oportunidades lleguen a lo más que se pueda. El mundo avanza gracias a esa mente divergente de los alumnos de altas capacidades, de sus ideas. Si me pongo a pensar en todos los que se han quedado por el camino, a los que no se les ha detectado que tienen necesidades especiales, a los que no se les ha hecho un seguimiento tras su paso por primaria, y que nos hemos quedado sin esas cualidades por una normalización… Me preocupa que no seamos capaces de sacar a cada niño todo su potencial y capacidad.
¿Crees que los profesores estáis preparados para ello?
Creo que deberíamos aprender a dar clase. A mí no me enseñaron a enseñar. He ido picoteando a lo largo de mi vida profesional de diferentes didácticas, incorporando un poco de todo para facilitar el aprendizaje de mis alumnos y siempre he procurado transmitir los conocimientos de forma amena, optimista, positiva y con empatía, poniéndome en el lugar de cada uno de ellos.
Ahora que te vas tendrás recuerdos de buenos momentos en la memoria, la satisfacción por el trabajo bien hecho, de logros obtenidos por alumnos por los que quizá nadie apostaba ¿Con qué te quedas?
Con el apoyo de mi familia que me ha dado la oportunidad de poner mi granito de arena en formar a los hombres y mujeres del mañana; con todo lo que he aprendido de mis compañeros y con que mis alumnos se lleven para siempre el mensaje de que su misión es mejorar el mundo.
¿Qué echarás de menos de tu vida de maestra?
Todo. Aunque me he planteado tomarme un año sabático para volver a tocar el piano y aprender inglés, volveré a la docencia, pero de otra manera. Me gustaría enseñar a personas mayores que no tuvieron la oportunidad de ir a clase.
Aula Descubridores
Inmaculada Cózar fue una de las profesoras encargadas de liderar el proyecto del Aula Descubridores en cumplimiento de una de las prioridades del centro de ofrecer una atención adaptada a la diversidad de necesidades y capacidades educativas.
En el Aula Descubridores se trabaja con un grupo de tercero a sexto de primaria diagnosticados con altas capacidades que exploran lo desconocido, más allá del currículum, para despertar en ellos la creatividad y la curiosidad, animándoles a superarse cada día y a no caer en el conformismo.
En 2019 el proyecto ‘Somos descubridores. De sueño a realidad’ recibió el premio Ciudad FIE, que tienen como objetivo motivar, impulsar y estimular el desarrollo de proyectos de innovación en los centros educativos para la mejora de la calidad de la educación. Unos premios convocados por Foro Futura y el Observatorio de Educación URJC.