En octubre nos fuimos un fin de semana a Burgos.
De camino, recogimos unas cerámicas que hicimos en un taller de cerámica
en Peñaranda de Duero en Burgos en las vacaciones pasadas.
Nos hemos alojado en el Convento de las Madres Benedictinas.
Las habitaciones eran modernas, cómodas y grandes.
Nos sorprendió la comida porque estaba muy rica y era original.
Cocinaban mejor que en un restaurante.
Os recomendamos ir, nosotros volveríamos.
Conocimos la ciudad, sus calles, museos y sus plazas.
En la Catedral vimos la tumba del Cid, el coro y el papamoscas con sus campanadas
gracias a la guía de lectura fácil.
En el Museo de la Evolución Humana había demasiado espacio,
mucha exposición que nos dio la sensación de estar un poco desorganizada.
También hicimos en el Museo de Burgos un recorrido llamado la Mujer Representada.
La guía que nos atendió se llamaba Aroa.
Fue encantadora y muy amable.
Nos lo explicó todo con detalle y aprendimos mucho con sus explicaciones.
Todo el personal era muy amable y nos atendieron de lujo.
Nos gustó mucho Burgos, fue una buena experiencia.
Por su mirador con sus vistas, la plaza mayor por el estilo de sus casas.
También el paseo al lado del rio que era bonito, ancho y limpio.
Siempre es un gusto viajar con el grupo y volveríamos a ir.
Os recomendamos la ciudad de Burgos y el alojamiento.