De Leópolis a Tres Cantos, entre la guerra y la paz

Se llaman Yustina y Yurii. Son mellizos y tienen 16 años y toda una vida por delante. Sobre todo ahora que junto a su madre, se han instalado en Tres Cantos, donde estos días hay que llevar paraguas pero, por suerte, no llueven bombas.

Las cosas han cambiado mucho en muy poco tiempo para esta familia ucraniana. Hace tan solo unas semanas, Yustina y Yurii vivían felices y tranquilos en Leópolis, se preocupaban por lo que deben preocuparse unos adolescentes: los estudios, los amigos, qué hacer cuando vayan a la universidad…esas cosas. Sus padres estarían preocupándose de eso y, además, ocupándose en sus trabajos. Ella, Halyna, como profesora de inglés en una universidad de Leópolis; él, Rostyslav, como juez. También estarían ocupados con la nueva casa que se estaban construyendo. Una familia más, en una ciudad más de Europa del Este.

Hasta que un ejército invasor empezó a bombardear su país destrozándolo todo a su paso, ciudades, casas y personas.

Hasta que en Leópolis empezaron a sonar las alarmas antiaéreas por el día y por la noche, después de que la aviación rusa lanzara sus misiles contra el aeropuerto de la ciudad.

Halyna y sus dos hijos están incómodos durante la entrevista, se les nota. No querrían estar aquí, a 3.000 kilómetros de su casa, contando por qué han tenido que dejar a una parte de su familia en un país en guerra; devorando informativos en televisión para saber si la heroica resistencia del pueblo ucraniano tiene éxito. Pero están agradecidos y al menos, han podido descansar.

P – ¿Cómo fue todo, en qué momento decidisteis salir de Ucrania y venir a Tres Cantos?

Halyna –  Los primeros días estábamos asustados, fue terrible. Nosotros estábamos relativamente seguros en el oeste, pero después de los primeros bombardeos en el este y en el sur, montones de personas empezaron a llegar a Leópolis. 100.000 personas a una ciudad de 750.000 habitantes. Trabajamos mucho como voluntarios, para acomodar a esta gente  y darles comida, ropa…venían con solo una bolsa y con montones de niños. Necesitábamos cuidar de ellos. Nunca había visto nada igual, cientos y cientos de personas en la estación de tren, durmiendo en el suelo. Fue terrible. Después de que cayeron las bombas cerca del aeropuerto, empezaron a sonar las sirenas a todas horas y teníamos que estar bajando a los sótanos, porque no sabías si iban a bombardear. Además, Yustina tiene un problema de salud, de tiroides, y estaban haciéndole pruebas de biología molecular en un hospital de Kiev, pero con la guerra los médicos siguieron trabajando sólo en las urgencias, todo lo demás dejó de funcionar. Lidia y yo nos conocemos hace más de 30 años, habíamos venido a Tres Cantos tres veces, de vacaciones, con ellos. Y desde el principio de la guerra nos dijeron que viniéramos aquí.

Lidia y Oleg, sus anfitriones, hablaban continuamente con Halyna, tratando de convencerla para que vinieran. Ellos, que tienen dos hijos de 20 y 25 años, vinieron a España en 2003 pero son tricantinos desde 2007. Lidia, además, es madrina de los mellizos.

Oleg – Nosotros sabíamos el problema de la niña y les decíamos que vinieran, que haríamos todo lo posible para ayudar a la niña y para protegerles. Entonces, después de una semana decidieron venir. Su marido les trajo a Cracovia (Polonia), en coche y volvió a Leópolis. Ellos fueron en avión a Francia y mi mujer y yo fuimos a buscarlos en coche a Burdeos.

P- ¿Veis las noticias en televisión? Imagino que será difícil.

Halyna – Por supuesto, cada día, por el día, por la noche…es muy difícil no ver la información sobre Ucrania. Y no sabes qué hacer. Porque tú estás lejos, y no te sientes muy bien, porque no estás con tus padres, con tu marido, la familia…todos están allí. Y tú estás aquí, donde estamos seguros, no te sientes cómodo. Se hace muy difícil cuando todos los días escuchamos malas noticias. Yo tengo amigos en Kiev y cada vez que hablo con ellos, me dicen que no pueden salir de la ciudad, por los disparos, los misiles…; mi mejor amiga, que tiene niños pequeños, estuvo en Kiev diez días sin poder salir, porque no había trenes, no había forma de huir.

Por supuesto que queremos volver, es nuestra tierra y volveremos, pero ahora necesitamos resolver este problema.

P – ¿Cuánto tiempo creéis que estaréis aquí?

Halyna – Dependerá de los médicos. Ahora lo que quiero es que pronto puedan ir al instituto. Yo espero que unos dos meses, porque tenemos una cita con el médico para mayo. Y yo espero que la guerra termine. Espero que Ucrania gane y todo esté bien y podamos volver. Pero en cualquier caso necesitamos resolver el problema porque no sé cuándo podrán volver a trabajar los laboratorios en Ucrania.

Lidia – La verdad que todo el mundo que yo conozco piensa que en una semana o dos van a volver, yo no conozco a nadie que piensa que esto va a durar. Pero ella está mejor ahora aquí, mucho mejor. Yo a veces estaba hablando con Halyna y notaba que hablaba como por hablar, por no pensar, para distraerse un poco, porque cada sirena es… es miedo.

Oleg – Ellos no se dan cuenta pero es mejor así. Si ellos están aquí, seguros, los que se quedan allí no están preocupados por su familia. Pueden centrarse en defender Ucrania, es muy importante pero la gente no se da cuenta de eso.

P – ¿Y cómo os encontráis aquí, qué os parece Tres Cantos?

Halyna –  Desde que estamos en Tres Cantos yo duermo bien, ellos duermen bien, comen normal. Tres Cantos está muy bien. Es un lugar seguro. La gente es muy amable, todo el mundo está ayudando mucho como voluntarios. Son gente muy generosa. Gente muy abierta. Así lo siento yo. Incluso intentan hablar en inglés con los chicos, es gente muy amable.

Lidia – El otro día estaban un poco deprimidos y les hemos llevado al Polideportivo de la Luz, para ayudar en la recogida de donaciones. Les dejamos allí empaquetando y cuando volvimos estaban con otros chicos, intercambiando su Instagram con alguna chica del instituto Sampedro. Yo estoy segura de que si van al colegio van a hacer amigos igual que mis hijos y les van a acoger muy bien, sin ningún problema.

Los mellizos apenas hablan durante la entrevista. Dejan que su madre lo haga por ellos, pero cuando les preguntamos qué quieren estudiar, a qué les gustaría dedicarse, Yurii nos cuenta que quiere ser abogado. Yustina no lo tiene claro pero se le dan bien las matemáticas y los idiomas. Pronto podrán empezar a aprender español y les apetece hacerlo. Van a apuntarse a las clases online y presenciales que se han organizado desde el Ayuntamiento. Halyna, de momento, no pierde el tiempo y mientras empieza a aprender nuestro idioma a través de Internet, sigue impartiendo clases a sus alumnos en Leópolis de forma telemática, desde Tres Cantos.

Lidia nos cuenta también que Yurii y Yustina estaban en un grupo folclórico de bailes ucranianos y que con él, viajaban por todo el mundo.

A Yustina le gustan los parques de Tres Cantos. Dice que en Ucrania las ciudades no tienen tantos parques con tantos niños jugando. Y además, como a su madre, esta ciudad le parece un lugar seguro.

Concluimos nuestro breve encuentro con estos nuevos tricantinos ucranianos y fuera sigue lloviendo pero, efectivamente, no llueven bombas.

(Agradecimientos: EL KIOSKO TRES CANTOS)

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